DIARIO ORIENTAL, CARACAS.- El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, buscó bajar el tono a la tensión generada tras el ataque de fuerzas estadounidenses a una lancha en aguas del Caribe, al señalar que no existen razones para que la situación derive en un conflicto militar con Estados Unidos.
El incidente, que dejó un saldo de once personas muertas, había provocado en los últimos días movilizaciones militares tanto en Venezuela como en Colombia, además de un clima de incertidumbre en la región. La escalada se acentuó con el despliegue de aviones de combate F-35 en Puerto Rico, medida interpretada como un mensaje de fuerza por parte de Washington en medio de la controversia.
A pesar de ese panorama, la posición de Caracas apunta a rebajar la confrontación directa. Maduro sostuvo que el camino debe ser el de la diplomacia y la cooperación internacional, insistiendo en que su gobierno no busca alimentar un escenario bélico que ponga en riesgo la estabilidad del Caribe. Sin embargo, remarcó que Venezuela seguirá defendiendo su soberanía y que cualquier acción en su contra será evaluada con firmeza.
Con esta postura, el Ejecutivo venezolano envía un mensaje de distensión a la comunidad internacional, al tiempo que critica los métodos militares aplicados por Estados Unidos en su estrategia antidrogas. El despliegue de los F-35 en territorio puertorriqueño refuerza la percepción de que Washington mantendrá una política de presión en la región, aunque la respuesta venezolana busca encaminar la controversia hacia un terreno político y no militar.
Mientras tanto, gobiernos latinoamericanos y organismos multilaterales continúan observando de cerca la evolución de la situación, atentos a los efectos que estas decisiones puedan tener sobre la seguridad regional y las relaciones hemisféricas.
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