Dominicano Jepssy Beltré persigue récord Guinness recorriendo los 30 estadios de MLB en 25 días



DIARIO ORIENTAL, SANTO DOMINGO.- El joven dominicano Jepssy Beltré, dentista de profesión y amante del béisbol, emprendió el pasado 20 de agosto un recorrido para cumplir un gran sueño, establecer un nuevo récord Guinness visitando los 30 estadios de Grandes Ligas en apenas 25 días. Su meta no es solo superar un récord que tiene 20 años en manos de dos estadounidenses, sino demostrar que con determinación, amor por lo que se hace y fe en sí mismo, no hay nada imposible, aun cuando todo se logra prácticamente sin ayuda institucional y con el apoyo de amigos y sus propios recursos.


Con la bandera tricolor en manos, Beltré ha combinado su pasión por el béisbol con la disciplina de su carrera profesional, y cada estadio recorrido se convierte en un paso más hacia un sueño que inspira a miles de dominicanos.


Al hablar en exclusiva para RCNoticias detalló que "ahora mismo, el récord actual tiene 20 años; fue establecido por dos estadounidenses, de visitar 30 estadios en 29 días. Nosotros tenemos proyectado hacer los 30 estadios en 25 días; hoy vamos a llegar al número 24 en 20 días".

Su historia no comenzó este año, sino hace más de una década, cuando la victoria dominicana en el Clásico Mundial de Béisbol despertó en él una pasión aún mayor.



"A partir del 2013, después que ganamos el Clásico Mundial de Béisbol, empecé a visitar los estadios de manera personal y hasta el momento había visitado 28 de los 30. Ya en 2018 empecé a indagar con Guinness cuál era el récord y en este año 2025 nos lanzamos. Yo pude hacer mi logística de calendario, que es lo más difícil: lograr que haya una cierta secuencia".



El camino no ha sido fácil. Entre altas y bajas, Beltré ha debido organizar su agenda profesional para dar espacio a este sueño:

"Este año tengo más de siete meses planificándolo, por ende pudimos hacer espacio en mi agenda de cosas que no necesitan mi presencia 100%. Además, tengo otros doctores que me complementan en la clínica donde trabajo".



También ha debido administrar con cuidado cada recurso económico:

"En cuanto al presupuesto, uno busca ubicar las cosas más puntuales para no gastar mucho dinero. Los vuelos internos, gracias a Dios, tienen costos no tan altos; muchas veces hemos usado trenes, guaguas, ese tipo de cosas, para así poder abaratar los costos".



Todo ha sido registrado para la posteridad "para luego que regresemos al país, ver qué podemos hacer con este material, ya sea un documental o una serie a través de la Ley de Cine".



La parte técnica ha sido un reto de precisión y disciplina "por ejemplo, encontrar un calendario donde podamos coincidir con los dos equipos de Nueva York, los Mets y los Yankees, el mismo día: uno en la tarde y otro en la noche, es una gran ventaja. También en Los Ángeles vamos a ver a Anaheim y a los Dodgers, uno en la tarde y otro en la noche. Los dobles juegos también: vimos a Baltimore y Philadelphia, que están a una hora de distancia en tren".


El engranaje ha requerido vuelos, trenes y sacrificios:

"Vamos a tener un total de 22 vuelos aéreos, más de 7 mil kilómetros recorridos, cuando terminemos la travesía, si Dios quiere".


Reglas de Guinness:


Su desafío está regido por estrictas normas: debe ver cada partido completo, enviar pruebas fotográficas del primer lanzamiento y del marcador final, llegar siempre en transporte público o caminando, portar un GPS encendido en cada traslado y contar con un libro de testigos firmado por empleados de los estadios.


La prueba más difícil:


"Hasta ahora, sin duda alguna, lo que más está en mi memoria fue que hicimos un ajuste al calendario el sábado 23 de agosto, Día de la Herencia Dominicana en Miami.


Hicimos ajustes para estar ahí; teníamos un vuelo esa misma noche hacia Tampa, ya que los Rays jugaban el domingo siguiente a las 12 del mediodía. Esa noche el vuelo se canceló y nos movieron para el día siguiente a las 7 de la mañana. Ese vuelo salió todo bien, pero cuando llegamos al estadio de Tampa, la lluvia no paraba. Y como nunca antes visto, el juego tuvo un retraso de 4 horas y media. Finalmente el juego se inició y se concluyó, pero fue muy estresante: yo duré casi 10 horas en el estadio".


El viaje de Jepssy Beltré es mucho más que una hazaña deportiva. Es la prueba de que la perseverancia, la disciplina y la pasión por lo que se ama pueden llevar a un dominicano común a perseguir y alcanzar metas extraordinarias. Un mensaje de motivación no solo para los amantes del béisbol, sino para todo un pueblo que ve en su esfuerzo un espejo de esperanza e inspiración.

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